11 junio 2021
El racismo y el pensamiento colonial son dispositivos de poder. Operan a través de la construcción de sentidos comunes y nos atraviesan transversalmente. Ese aspecto, invisible pero eficaz, tiñe muchos de nuestros pensamientos y prácticas cotidianas. Por ello resulta tan difícil transformar esto, modificarlo.
Los dichos del presidente respecto a este tema son un ejemplo clarísimo. Lejos de sumar a la confusión mediática, nos proponemos pensar nuestra identidad como pueblo desde la Memoria, Verdad y Justicia. Buscamos alcanzar la claridad que nos permita transformar, desde el Estado, la realidad de nuestros Pueblos Indígenas y Originarios (PPOO).
Durante el siglo XIX indígenas, criolles y afrodescendientes dieron su vida por la emancipación de nuestro continente. Fue la intelectualidad triunfante en Caseros la que veía en “lo argentino” la fuente de todos los males que debían ser corregidos con la llegada de los barcos europeos. De ese barro de indígenas, afros, criollos y trabajadores europeos, el subsuelo de la patria se sublevó en 1945 dando inicio al proceso político más importante de la historia argentina.
Erradicar la matriz colonial de nuestros pensamientos y prácticas conlleva un trabajo permanente. Desde el Área de PPOO de ATE Capital venimos propiciando hace varios años espacios de formación para trabajadores estatales y funcionaries públicos sobre pueblos originarios, racismo y colonialidad. Consideramos esos espacios como imprescindibles y de gran aporte a la interculturalidad, por lo que creemos fundamental que sean transversales a todos los poderes del Estado.
Les trabajadores conocemos la larga lucha de comunidades y organizaciones indígenas por sus derechos. También sabemos que son los cambios al interior de proyectos populares los que abren horizontes reales de emancipación que permitan a los pueblos originarios y a la sociedad toda reparar, aunque sea un poco, el daño generado por el genocidio, la violencia, la negación y la invisibilización histórica sobre los pueblos indígenas.
Destacamos que fue este gobierno el que designó, por primera vez en la historia, un vicepresidente indígena en el INAI. Fue también el que desarticuló las políticas de persecución y represión que el macrismo había instalado en el ministerio de Seguridad y que dejó como saldo los asesinatos de Rafael Nahuel y Santiago Maldonado. Son buenas señales pero no alcanzan, sin embargo, para iniciar un camino de reparación histórica que nos permita repensarnos desde la interculturalidad para, desde allí, proyectarnos como sociedad.
Atentes e interpelades por los pliegues comunicacionales del gobierno popular donde afloran -y acechan- antiguas astucias simbólicas de la derecha racista - que reniega de las raíces afro e indígenas de Nuestra Patria Grande - seguiremos trabajando y militando todos los días para construir la Argentina grande que San Martín soñó.