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Primero de Mayo - Carlos Girotti*

Primero de Mayo - Carlos Girotti*
#Actualidad #Formacion

1° de Mayo de 2020 - Dia de lxs trabajadorxs

Supimos, desde que se inició la lucha contra la pandemia, que este 1º de Mayo habría de ser diferente a todos los anteriores: sin concentraciones, ni marchas, ni actos. Pero lo que nunca llegamos a imaginar es que este 1º de Mayo tendríamos la oportunidad de demostrar y demostrarnos, con una eficacia jamás vista, que sin trabajo no hay destino para nuestra Argentina ni para el mundo todo.

El virus que asola al planeta ha puesto de relieve, con un dramatismo creciente, que el neoliberalismo implica el sacrificio de millones y millones de personas en el altar donde el gran capital financiero realiza sus colosales ganancias.

La destrucción de los sistemas públicos de salud, junto a todos aquellos que deberían garantizar las condiciones de vida digna a la ciudadanía, ha sido apenas una de las características de la hegemonía mundial del patrón de acumulación fundado en la valorización financiera del capital. El desempleo, la marginalidad, la discriminación de clase y de género, sumados a la falta de viviendas, la desatención de la niñez y la ancianidad, la destrucción de la escuela pública y la criminalización y represión de la protesta social han sido y son, allí donde el neoliberalismo gobierna, el rasgo distintivo de su dominación.

Debemos decirlo con claridad: la acelerada concentración de la riqueza en pocas manos se ha operado junto con –y como consecuencia de- la brutal destrucción de fuerzas productivas a escala global. Por eso, también, es que la voracidad criminal del gran capital financiero –aquel que se multiplica por miles de millones con sólo oprimir una tecla- se ha llevado puestas a las pequeñas y medianas empresas, productivas y de servicios, en muchas partes del mundo. Y, en países como el nuestro, el endeudamiento externo se convirtió en la rampa de lanzamiento para una sideral fuga de capitales hacia los circuitos especulativos.

Todo esto es lo que explica que en los llamados países centrales, comenzando por Estados Unidos, la pandemia arrase a esas sociedades sin que sus gobiernos atinen a actuar para priorizar la salud de la población. Es peor que en una guerra ya que en ésta, al menos, los gobernantes tendrían la posibilidad de echarle la culpa al enemigo; pero las muertes que se suceden con la escalada del contagio sólo son achacables a la responsabilidad criminal de quienes, sin dudarlo, liquidaron previamente los sistemas públicos de salud cuyos usuarios son trabajadores. No es casual que la mayor cantidad de fallecimientos se produzca en el mundo del trabajo y, dentro de éste, en la franja de los adultos mayores.

En cambio, el panorama en nuestro país es otro y ello, básicamente, por dos motivos. Uno es porque el gobierno nacional ha sabido actuar con celeridad, anticipándose al inexorable desarrollo de la pandemia mediante el empleo de recursos que la banca privada y los acreedores externos pretendían para el pago de la deuda contraída por el macrismo. El otro motivo radica en el alto consenso social que estas medidas concitaron y en el papel que los trabajadores organizados asumimos al galvanizar, con nuestra tarea cotidiana, la solidaridad en todo el territorio nacional.

Así es en los hospitales, en la preparación y distribución de alimentos en merenderos, comedores y escuelas, en la asistencia social, en el transporte público y de mercaderías, en los puestos fronterizos, en el control sanitario de los productos alimenticios, en las estaciones aéreas, fluviales, marítimas, ferroviarias y de subterráneos, en las telecomunicaciones, en la recolección de residuos, en la producción de energía y combustibles y, en fin, en tantas otras actividades donde la esperanza tiene el rostro de una mujer y un hombre de trabajo. En muchos casos estas tareas son llevadas a cabo a riesgo de la propia salud, ya sea por la naturaleza del trabajo que se realiza, como porque quienes debieran proporcionar los insumos de seguridad no lo hacen como debieran.

Entretanto, a nosotres, les estatales, nos cabe una responsabilidad indelegable. Somos quienes hacemos posible que el Estado, a contramano del vaciamiento al que fuera sometido durante el macrismo, se acerque a los más humildes, a los abandonados, a todas y todos a quienes la salvajada neoliberal los hundiera en la miseria, la marginalidad y el desamparo.

Sin nosotras y nosotros, el Estado no podría llegar a cumplir ninguna de las misiones y funciones que el gobierno nacional procura articular en medio del chantaje y las presiones que las grandes patronales no cesan de exhibir. Nuestro máximo orgullo es sabernos útiles allí donde el virus del neoliberalismo fragmentó y corrompió las defensas de la solidaridad con el otro; allí donde la corrupción, el lavado de dinero y la fuga de capitales orquestadas por el macrismo minaron los pilares de la acción estatal.

Por eso, precisamente por la fortaleza que adquirimos, ayer en la resistencia al neoliberalismo y hoy al foguearnos en las líneas más avanzadas del combate a la pandemia, nos sentimos hermanados y unidos indisolublemente con la clase de la que, orgullosamente, somos parte. Nosotras y nosotros somos integrantes de esa clase, la única que, en esta sociedad sometida por la dictadura del gran capital financiero, vive y quiere vivir de su trabajo y no del trabajo ajeno.

Hoy, cuando es más necesaria que nunca la unidad de nuestra clase con los más vastos sectores populares, desde ATE Capital Federal llamamos a redoblar los esfuerzos en cada lugar de trabajo. Estamos convencidos de que, en este 1º de Mayo, cuando las grandes patronales insisten en suspender y despedir compañeros, cuando sus periodistas y medios de comunicación sabotean la iniciativa de nuestra CTA-T de gravar las pocas pero enormes fortunas para obtener recursos genuinos, el trabajo es la única actividad que garantiza la sociabilidad. No es el gran capital quien puede, en estas circunstancias, diseñar ni mucho menos realizar una sociedad justa y libre y una patria soberana. Su mezquindad, su salvajismo, la brutalidad que impone en las relaciones sociales, le impiden esa tarea y lo desnudan ante los ojos de la Humanidad. Por el contrario, somos nosotras y nosotros, hombres y mujeres de trabajo los únicos que, ante la peor de las adversidades, podemos levantar con firmeza la bandera de la esperanza y la solidaridad con nuestros semejantes.

Se trata de hacer realidad hoy lo que siempre fueron promesas vanas en boca de los enemigos del pueblo. No hablamos de un paraíso dogmático ni de un futuro tan lejano como inalcanzable e irreal. Hablamos de una democracia sustantiva, con comida, techo, medicamentos y trabajo dignos para todas y todas. Queremos ya mismo que Argentina, al tiempo que enfrenta con sus mejores recursos a la pandemia, reconstruya la capacidad de la intervención estatal allí donde los miserables que son dueños de las grandes fortunas procuran enseñorearse como amos del mañana de todos.

De manera que, con la certeza de que nos sentimos hijas e hijos herederos de las mejores tradiciones de lucha de nuestra clase, y con la convicción de que junto a nuestras hermanas y hermanos venceremos en esta batalla, las y los estatales de ATE Capital Federal saludamos con orgullo y admiración, en este 1º de Mayo, a quienes, con su trabajo, luchan por el bienestar de los demás. 


*Carlos es un compañero de una gran generosidad, formador, un tipo intuitivo que puede llegar a interpretar que compañera y compañero en su vida como trabajador esta en condiciones de incorporarse a la militancia sindical a su vez tiene una mirada aguda que permite analizar las contradicciones que siempre nos instala el capital, la desigualdad y la injusticia. Siempre dispuesto abrir los espacios a la participación para todos y todas. Creo que junto al Nono Frondizi fueron la correa de transmisión de la experiencia de los 70 a la actualidad dentro de nuestra ATE Capital, y ayudaron a formar, a sostener y trasladar el trasvasamiento generacional de experiencias de la resistencia para construir la posibilidad de la ofensiva del conjunto de los trabajadores en la actualidad.


Manolo Sueiro, Sec. Administrativo.  

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