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mar

Desigualdad de géneros y cinismo sin igual

Desigualdad de géneros y cinismo sin igual
#Actualidad #Gremiales

Mientras que Emilio Basavilbaso, Director Ejecutivo de ANSES quien, en el marco del Día Internacional de la Mujer Trabajadora, declaró, muy campante, en el diario Clarín que “las propias mujeres pedirán equiparar la edad de jubilación con los hombres”, desde ATE Capital le respondemos que las mujeres “no optan” sino que se ven obligadas a continuar trabajando o postergadas hasta los 65 años.

Cuando quieren cambiar la ley de contrato de trabajo, en el caso de la ley previsional, el gobierno quiere convencernos de la necesidad de “igualar para abajo”. Desde nuestro sindicato, la Asociación Trabajadores del Estado, repudiamos y desmentimos en un todo sus expresiones.

En un comunicado de prensa, la Junta Interna de ATE ANSES le respondió a Basalvibaso que se tituló: “Desigualdad de géneros y cinismo sin igual”. En primer lugar, es falaz sostener que las mujeres “optan” por continuar trabajando. Solo 7 de cada 100 mujeres que alcanzan los sesenta años, edad legal de jubilación, cuentan con los treinta años de aportes registrados que exige la ley.

Por lo tanto, las mujeres se ven obligadas a continuar trabajando o postergadas hasta los 65 años.  Cuando se refiere a que “la edad promedio a la que se jubilan las mujeres está entre los 63 y 64 años”, tergiversa y omite datos.

El informe oficial “Prospectiva del Sistema Integrado Previsional Argentino”, demuestra que tan solo el 20% de las mujeres con 63 años alcanzan los 30 años de aportes, mientras que las que reúnen entre 10 y 29 años a esa edad son el 10%. Por esto mismo, desde ATE Capital y la Junta Interna nos preguntamos: ¿Cómo hacen esas mujeres para reconocer el “esfuerzo contributivo” -como los adalides de la meritocracia gustan en llamar-si no intentando permanecer en el mercado de trabajo? Por lo tanto, el 70% de las mujeres en edad de jubilarse por el sistema nacional, unas 130 mil mujeres al año, están condenadas a recibir la Pensión Universal al Adulto Mayor a los 65 años, más conocida como PUAM, que equivale al 80% de la jubilación mínima, no deriva derecho a pensión al conviviente ni a hijas e hijos menores de edad y es incompatible con la percepción de la pensión por viudez.

 El aumento de la edad jubilatoria de las mujeres ya se da de hecho

“Me gustaría que [mujeres y hombres], tengan iguales derechos y obligaciones en todos los ámbitos”, esgrimió el funcionario. “Nosotras y nosotres le decimos que la lucha feminista fue reivindicada entre 2005 y 2015, cuando más de tres millones de mujeres pudieron acceder al mismo derecho que los hombres mediante las moratorias previsionales. “Mientras que desde 2016, lo único que hace su gobierno es castigar sistemáticamente al colectivo de adultas mayores”, sostienen los trabajadores y trabajadoras del Sistema Previsional”.

Hay que reconocer que es acertado cuando dicen que “no tienen una reforma planteada”. Porque una reforma supone justamente una propuesta de mejora o de innovación y lo que en realidad tienen proyectado es un brutal ajuste y retroceso. Su gobierno quiere la destrucción del sistema previsional público, solidario, de reparto asistido, sustentado por el fondo de garantía tal como fue verdaderamente reformado por la Ley 26.425 en 2008. “Nosotras y nosotros no le tememos a la discusión de reformas en el sistema previsional, de hecho aquella que permitió la reestatización haya sido una reforma estructural y profunda en línea con un reclamo histórico de nuestra Central de Trabajadores”, afirman.

“No es lo mismo si uno aportó que si no aportó”, dice suelto de cuerpo el funcionario. Hay que explicarle que las brechas de género en el mercado de trabajo se explican porque son aún  las  mujeres  las que realizan las  tareas no remuneradas de la reproducción por el rol asignado en la división sexual del trabajo lo cual, su vez, es la mismísima causa de ser eyectadas del mercado laboral. Son las mujeres trabajadoras de todos los trabajos (el no remunerado de las tareas esenciales para el sostenimiento del mundo y el remunerado), las que cargan con mayor informalidad y evasión patronal y/o de más baja salario.

No es una cuestión de elección

“Son las relaciones de desigualdad estructural entre los géneros y estas discriminaciones debieran ser subsanadas por el sistema de protección social de nuestro país, a través del reconocimiento de estos trabajos, la formalización del empleo y la lucha contra la evasión, todas tareas que deben volver a estar a cargo de un Estado presente. Pero para ser más específicos, en lo que hace a la previsión social, flexibilizar las exigencias en la demostración de los años trabajados (moratoria), así como reconocer como trabajados los períodos de maternidad y bonificar las tasas de sustitución, serían medidas muy concretas que puede tomar el gobierno si quisiera achicar las brechas de género de las personas mayores. No se trata de lo que a Basavilbaso “le gustaría”, sino a las acciones concretas que lleva adelante su gobierno como políticas de Estado.

La constante alusión a que el sistema previsional es deficitario “en la parte de los que se jubilaron sin aportes” es una falacia absoluta.  “Todas, todos y todes aportamos a la seguridad social, cuando consumimos y pagamos el impuesto al valor agregado, cuando trabajamos sea en un empleo formal, quienes lo hacen en forma autónoma, aquellos a quienes su patrón no declara a la seguridad social y la gran mayoría de mujeres que realizan tareas no remuneradas de cuidado y reproducción de las familias”, sostiene la Junta Interna. Todas las variables que preservan el equilibrio financiero del sistema previsional fueron deterioradas por el gobierno de Cambiemos en línea con los mandatos del FMI.

Mientras que para Emilio Basavilbaso “el sistema administra precios y cantidades”, para las trabajadoras y trabajadores, para el movimiento obrero organizado, en definitiva, para el Pueblo, el sistema de seguridad social administra derechos de las personas que a lo largo de su vida contribuyeron al país con su esfuerzo.

Por último, los trabajadores y trabajadoras nucleadas en ATE Capital reclaman a Basavilbaso que se “retracte, aprenda de qué se trata la lucha del movimiento feminista, conozca cuáles son las brechas de género y rectifique el rumbo al que está conduciendo a la Seguridad Social en todo el país. La política de su gobierno, que él ejecuta todos los días, condena a cientos de miles de mujeres travestis, trans , lesbianas, no binaries, a la más absoluta pobreza en la vejez”.

 

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